El futuro es el Hidrógeno

El hidrógeno, el elemento más simple y común del universo, será la energía del siglo XXI, según un informe que acaba de publicar el World Watch Institute, prestigiosa organización independiente de investigación medioambiental.

El interés por el hidrógeno está creciendo en todo el mundo. El cambio climático provocado por la quema de combustibles fósiles y la seguridad energética son dos razones que impulsan las investigaciones acerca de este elemento. Otra razón es el creciente desarrollo en los últimos años de las pilas de combustible, que utilizan el hidrógeno para generar electricidad y únicamente producen como subproducto vapor de agua. Una tecnología impulsada, fundamentalmente, por las multinacionales automovilísticas, que están destinando cifras multimillonarias a la investigación y desarrollo de las pilas de combustible. Así, Daimler-Chrysler va a invertir 200.000 millones de pesetas en diez años y Toyota ha anunciado que comenzará a vender un coche que utilice pilas de combustible en el 2003.

Para Seth Dunn, el autor del informe del World Watch Institute, " la pregunta clave ya no es si no dirigimos hacía un mundo basado en el hidrógeno como energía, sino cómo llegaremos hasta él y cuánto tiempo nos llevará". En la actualidad, el 99% del hidrógeno que se produce en el mundo se extrae de combustibles fósiles, principalmente del gas natural, que contaminan el aire y contribuyen al cambio climático. A largo plazo, el hidrógeno procederá de fuentes de energía renovables que, mediante la fotólisis, usarán la energía procedente del sol, del viento o de cualquier otra fuente, para separar el agua en hidrógeno y oxígeno. 

Sin embargo, Dunn advierte que en estos momentos la tendencia de los gobiernos y de la industria es mantener la dependencia energética de los hidrocarburos, por lo que los desarrollos tienden hacia producir el hidrógeno de la gasolina y el metano, en el propio motor de los automóviles. Ante esta situación, el autor sugiere una posición intermedia: transportar el gas natural hasta las estaciones de servicio, utilizando la extensa red de gasoductos que ya existe. Una vez allí, el gas natural se convertiría en hidrógeno que ya podría ser empleado por los vehículos de pilas de combustible. Posteriormente, la producción de hidrógeno en estas estaciones de servicio podría llevarse a cabo mediante fuentes de energía renovable.

"Por sí solas, las fuerzas mercado no moverán a la sociedad con suficiente rapidez hacia una economía basada en el hidrógeno", afirma Dunn. En su opinión, al igual que los gobiernos impulsaron los primeros pasos de internet, parece necesario que ahora vuelvan a asumir el papel de acelerar el transito de nuestra sociedad hacia economía basada en la energía limpia del hidrógeno.

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